Si eres de aquellas personas que les cuesta deshacerse de cosas sin culpa, este artículo es para ti.
¿Por qué nos sentimos tan culpables por deshacernos de cosas?
Nos sentimos culpables porque es posible que hayamos pagado mucho dinero por esas cosas o porque fue un regalo que nos hicieron o porque tienen un significado especial.
O quizás compramos “eso” y nunca lo usamos, así como cuando pagamos la membresía del gym y apenas vamos una vez y de ahí nunca más. Culpa, culpa y más culpa.
Pero con el orden de tu casa no tiene por qué ser así y te voy a contar por qué. Aferrarse a las cosas y al desorden provoca otro tipo de culpa: a sentir que no tenemos el control de nuestras vidas.
Ya sé que puede sonar dramático o exagerado, pero está súper relacionado. Y, sinceramente, no vale la pena mantener toda una vida aferrándose a las cosas. Para eso, tenemos que irnos al principio del problema y evitar caer en el consumismo y en las compras innecesarias.
¿Por qué nos apegamos tanto a las cosas?
Una de las razones por las que nos apegamos tanto a las cosas es por la idea de escasez. Quizás anteriormente enfrentamos momentos de dificultad económica o tuvimos algún problema de tipo emocional que hoy provoque que nos aferremos a cosas materiales.
La publicidad es muy buena convenciéndonos que nunca es suficiente, ya sea en la cantidad de ropa en nuestro clóset, el brillo de nuestro pelo, el tamaño de nuestro auto, si tenemos o no el último teléfono inteligente.
Pero basta. Es hora de sentarnos y reflexionar sobre lo que realmente nos hace felices y no en aquellos bienes materiales que nos entregan una felicidad efímera y superficial.
Los regalos no deseados
¿A quién no le ha pasado que en su grupo más cercano jugan al amigo secreto y todas las navidades reciben calcetines que nunca van a usar? ¿O te llegan adornos rococó que nada tienen que ver con tu decoración minimalista? 
Solución: habla con tus amigos y sugiéreles hacer una lista de cosas que cada uno quisiera recibir en esa fecha especial.
Pueden ponerle un precio promedio para que nadie se exceda. Al comienzo puede sonar algo frío, pero si pensamos mejor ¡es súper práctico!
Además, te soluciona un poco la vida porque te puedes asegurar que la persona que reciba tu regalo estará contenta y no fingiendo una sonrisa.
Qué hacer con los recuerdos
Los recuerdos son parte de una persona que quizás ya no esté físicamente con nosotros, pero la realidad es que, en algún momento, ya no es práctico, saludable o razonable tener cosas que no necesitamos simplemente porque estamos tratando de aferrarnos a un recuerdo. Es importante evaluar y tomar decisiones difíciles y solo guarder aquellos recuerdos que sean muy significativos para ti.La valentía de dejar ir las cosas
Una vez que te das cuenta de cuánto tienes y de lo que realmente necesitas, puede ser más fácil dejar ir las cosas. Recordemos a Marie Kondo y el mensaje que entrega en sus libros y series: toma algo en tus manos, agradécele y luego pregúntate si te hace feliz.
Te propongo un experimento: haz orden en tu casa y toma esas cosas que crees que jamás podrías deshacerte. Guárdalas por varias semanas o incluso meses. Después de pasado ese período, considera si realmente los extrañaste.
Míralos y pregúntate: ¿Aún uso esto? ¿Funciona y está en buenas condiciones? ¿Realmente me gusta? Incluso puede ser que hasta hayas olvidado todo lo que tenías. Ese es el momento en que ya puedes dejarlos ir.
Y lo mejor de todo es que no tienes que botar nada a la basura. Puedes hacerte una especie de regalo emocional a ti mismo y donar a quienes lo necesiten. Esta es una de las mejores formas de deshacerte de tus cosas sin culpa.
No se van a la basura, no las estás “desechando”; mejor aún, les estás dando una segunda vida. Eso que ya es usado para ti es algo totalmente nuevo para otros.
¿Por qué crees que las ferias vintage son tan populares en todo el mundo? Aquí te dejo algunos artículos que publicamos anteriormente sobre donar y aprovechar las cosas que ya no uses:
¿Tienes alguna sugerencia? Déjala en los comentarios.
